El hecho de salir en primera línea de parrilla no supuso ninguna carga para el joven grancanario, cuya presión es absorbida por su padre, Oscar Ruiz, -expiloto de coches y motos- que se encarga de asesorar a su hijo, aunque por encima se encuentra uno de los personajes más experimentados del panorama nacional, Emilio de Villota, quien se ha mostrado sorprendido de las evoluciones de su pupilo canario.

En la primera manga Javier aseguraba una plaza de podium, a pesar de que dañaba dos piñones de la caja de cambios, lo cual no le permitía rendir en los tiempos de entrenamientos, pero lograba gestionar la carrera de forma inteligente y mantenía las distancias con sus perseguidores.

Para la segunda manga sus asistencias lograban reparar los daños, lo que unido a una serie de penalizaciones impuestas a varios pilotos por saltarse la salida, permitía a Javier liderar la carrera, que se desarrollaba bajo un fuerte calor y gran cantidad de salidas de pista, pero al llegar a la última vuelta, el vaso Igor Eurien le metía el coche literalmente en una frenada y Ruiz decidía no arriesgar un toque y cedía la posición, no sin mostrarse contrariado por el proceder de su rival.

El balance es positivo y el sentir del joven piloto grancanario es de optimismo, pues se trata de su primera temporada en monoplazas y corriendo en trazados verdaderamente complicados, aunque ahora llega una pista con homologación internacional, Motorland, con altas velocidades y mucho más exigente en cuanto a precisión de la puesta a punto del monoplaza